¿Merecen la pena los regalos de las entidades financieras?

¿Merecen la pena los regalos de las entidades financieras?

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¿Merecen la pena los regalos de las entidades financieras?

Los regalos de bienvenida de cajas y bancos han evolucionado mucho en los últimos años. Las nuevas tecnologías han ganado terreno frente a las tradicionales vajillas y cuberterías, y hoy estamos habituados a ver anuncios de entidades que regalan desde consolas de última generación a televisiones de plasma.

Debido a la competencia entre entidades financieras, muchos bancos y cajas han reforzado las iniciativas destinadas a que la gente abra nuevas cuentas, mantenga su dinero en ellas, domicilie la nómina, meta dinero a plazo fijo… y lejos quedan, en muchos casos, aquellos primeros regalos de bienvenida, más sencillos pero sin obligaciones añadidas.

Qué tener en cuenta antes de aceptar un regalo

Antes de aceptar un regalo a cambio de contratar un producto financiero, es muy importante comprobar el valor real del regalo en el mercado y ver si nos interesa más otra contraprestación. Por ejemplo, podemos plantearnos obtener mayor interés, que se nos eliminen las comisiones por renovar las tarjetas o por mantener la cuenta, que la permanencia sea más corta que la establecida…

Que una entidad financiera nos ofrezca un regalo puede ser una magnífica oportunidad para hacernos con algo que deseamos, siempre y cuando nos cuadren las cuentas. Si no salimos claramente beneficiados con el regalo, es una ocasión para negociar los beneficios que nos puede reportar nuestro dinero.

Por ejemplo, pongamos que una caja nos regala una televisión de pantalla plana de 22 pulgadas valorada (según la entidad) en 200 €, a cambio de ingresar 10.000 euros en una cuenta o depósito que no podemos utilizar en un año. Esos 200 € que vale regalo supondrían un 2% de beneficio.

En vez de buscar ese regalo, podemos intentar obtener una rentabilidad mayor, por ejemplo, en un fondo que nos ofrezca un interés del 3%. Así, en un año obtendríamos una ganancia de 300€, con lo que al podríamos comprar la tele de 200€ y además tendríamos 100 € extra.

La letra pequeña de los regalos

Asimismo, hay que fijarse bien en la letra pequeña y comprobar si hay gastos extra, como los gastos de envío, que en muchas ocasiones corren a cargo del cliente y pueden ser una cantidad importante. Por ejemplo, si el regalo es una cafetera valorada en 120 € y los gastos de envío suponen 20 €, puede ser más interesante pedir otra ventaja y comprar la cafetera en una tienda.

Además, muchas veces el regalo conlleva requerimientos extra y aceptarlo puede suponer asumir condiciones menos ventajosas de un producto, como comisiones, intereses menores, cláusulas de permanencia…

Por ejemplo, vemos un anuncio según el cual nos regalan una videoconsola a cambio de domiciliar nuestra nómina, pero miramos más detalladamente las condiciones y vemos que, además tendríamos domiciliar 3 facturas, adquirir un producto de la entidad (seguros, etc.) y  sacar 2 tarjetas de crédito.

Los regalos de las entidades financieras pasan por hacienda

Por último, hay que recordar que estos regalos no se escapan a la hora de rendir cuentas a Hacienda. Legalmente están considerados rendimientos del capital mobiliario, por lo que actualmente también tributan al 21%. El obsequio figurará como retribución en especie en el extracto fiscal detallado que las entidades envían a fin de año a sus clientes.

Por ejemplo, si un banco nos regala una cafetera valorada en 100 euros por abrir una cuenta, en la próxima Declaración de la renta, Hacienda nos retendrá 21 euros.

En definitiva, antes de dejarnos seducir por un atractivo regalo por confiar nuestros ahorros a una entidad determinada, es recomendable analizar bien las condiciones y hacer cuentas, para poder tomar la decisión que más nos interesa.


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