Por un futuro de certezas

Por un futuro de certezas

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Por un futuro de certezas

Los vaivenes de la crisis y la forma de afrontarla (austeridad y recortes) para que los diferentes desequilibrios estén encauzados, exigen descuidar algunos elementos que sin embargo son muy relevantes. Nos estamos refiriendo al gasto en I+D o en educación, por ejemplo. En una sociedad en la que los problemas derivados del envejecimiento de la población comenzarán a sentirse a corto plazo, es preciso darse cuenta de la relevancia de elementos que inciden en la mejora de la productividad que conecta directamente con el bienestar de los ciudadanos. En definitiva, a largo plazo seremos menos y tenemos que hacerlo mejor. Pero para ello es preciso que tengamos las competencias necesarias y eso exige allanar el camino desde ahora.

Así, en nuestra opinión, la educación y el esfuerzo innovador son elementos ineludibles para conseguir una mejora del desempeño futuro. En el contexto global en el que nos movemos, los cambios son una constante con la que debemos convivir y la generación de productos de valor añadido requiere disponer de personas capacitadas, así como de procesos de búsqueda de nuevos o mejores productos.

Gasto en I+D

Centrándonos en el I+D, los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística correspondientes a 2013 desde la perspectiva del gasto no son del todo alentadores.

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Fuente : INE

En un ejercicio en el que el PIB se contrajo un 1,2% en el conjunto del Estado, sólo cuatro Comunidades Autónomas superan el 1,5% de gasto en I+D sobre el PIB. Como puede apreciarse en la tabla, la Comunidad Autónoma Vasca encabeza la clasificación con un ratio del 2,09%, pero incluso la CAV tiene valores modestos si se establecen comparaciones con otras regiones económicas. China y Europa (28) tienen valores parecidos; pero EEUU, Alemania o Japón quedan muy lejos, con ratios de gasto próximos al 3%.

¿Y qué pasa con el gasto en educación?

En este apartado las noticias son poco ilusionantes. Las sucesivas reformas del sistema educativo no parecen un caldo de cultivo adecuado para que en materia de formación seamos un referente, como efectivamente así resulta si miramos, por ejemplo, los resultados del informe PISA.

Lo repetimos: un futuro ilusionante exige que las políticas se orienten a materializar escenarios en los que el bienestar de los ciudadanos sea una realidad.


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