El cliente que más paga no tiene porqué ser el que más te interesa: ¿Cómo medir la rentabilidad de un cliente?
23-11-2015
El cliente que más paga no tiene porqué ser el que más te interesa: ¿Cómo medir la rentabilidad de un cliente?
Cuando entregas un presupuesto y la cifra asciende a 15.000 euros y entregas otro con el montante de 3000 euros, tiendes a pensar que el primero es más rentable porque le facturarás más. Pero ¿sabes el tiempo y los recursos que te llevará hacer el trabajo?.
A veces tus cálculos no se corresponden con la realidad porque no conoces al cliente. Si para realizar el trabajo del primero has tardado 3 meses y para el del segundo 15 días, está claro que el segundo ha sido más rentable. Seguramente en el primero te han obligado a hacer cambios sin parar, y quizás has tenido llamadas a las diez de la noche para precisar una información o para pedirte que a primera hora del día siguiente esté listo un informe. Así que a la hora de saber qué cliente te interesa más y cómo medir la rentabilidad no mires solo la cifra, existen otros factores que vamos a analizar para que seas tú quién elija el cliente.
- Calcula bien el precio
No pongas los precios en función de los costes ni de la competencia. Tú puedes cobrar menos porque tu estructura es menor, o al revés, y calcula bien el valor que le vas a aportar al cliente. Tampoco te pilles los dedos con los costes, tienes que cubrirlos y a partir de ahí valorar. Incluye cláusulas donde se especifique que si realizan cambios una vez terminado el trabajo supondrán un sobre coste. Y deja claro que las llamadas para consultas también son trabajo y facturables. Hay personas que no valoran el tiempo y te lo hacen perder, pero si tienen que pagar dejan de hacerlo.
- Recházalo a tiempo
Un cliente que te llama a horas intempestivas-algo que debes dejar claro desde el principio que no aceptas-, que quiere todo para “ya”, y que en vez de colaborar solo pone trabas, recházalo. Cuando empiezas en un negocio el verbo rechazar no suele aparecer en tu diccionario, pero a la larga te das cuenta de que si lo haces te evitas problemas y sobre todo, eres más rentable porque puedes dedicar tu tiempo a otros clientes que sí merecen la pena.
- Sé flexible con el cliente
Cuando se entrega un presupuesto se estima el número de horas que vais a invertir tú y tu equipo, así como los recursos necesarios en el proyecto del cliente. Pero a veces cuesta menos de lo que pensabas, con lo que el cliente agradecerá que se lo reconozcas con una disminución en el precio. Pero si has superado las metas acordadas y os proponéis nuevos objetivos, o el proyecto crece o supone más recursos y tiempo del esperado, será necesario renegociar el precio.
- Valora a tu cliente
Hay clientes que te aportan experiencia y potencial de crecimiento. Tú debes saber el tipo de cliente que quieres: el que quiere superar sus objetivos, el que te ayudará a crecer, el que rema contigo...
- Fidelízalo
Un cliente que lleva contigo muchos años contribuye a crear sinergias. Además, es más fácil trabajar con él porque ya sabes lo que quiere, son años de reuniones y de formas de hacer. Pero no te acomodes, a veces perdemos un cliente por no valorarlo, por creer que no se irá nunca y no dedicarle el tiempo y la calidad que merece.
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