Febrero: Viajar lejos para estar cerca

“No se trata de ganar mucho, sino de necesitar poco”

Joxe Mari Iztueta tenía trece años cuando, siendo pastor, alcanzó por primera vez la cumbre del monte San Lorenzo de su pueblo natal, Berastegi, allá por 1930. Se preguntaba hacia dónde sería más grande la tierra: hacia el horizonte del mar cantábrico o hacia el más allá de la sierra de Aralar. Desconocía que el mundo fuera redondo.

La curiosidad por descubrir ese mismo mundo la heredó su hijo Josu, que durante 20 años ha recorrido más de un millón de kilómetros por tierra, mar y aire, consiguiendo hacer de viajar una forma de vida, su forma de vida.

Su amigo Ángel y la Nairobitarra, un viejo camión de mudanzas reconvertido en autobús, se convirtieron en inseparables cómplices en los lugares más recónditos de la tierra. En su primer viaje reunieron a un grupo de 20 personas para llegar a Nairobi, Kenia. Desde entonces, 1.500 personas han podido disfrutar de inolvidables aventuras por Europa, África y las dos Américas.

Sus verdes ojos brillan cada vez que relata una de sus innumerables historias. Porque para él viajar es acercarse a los demás. Porque detrás de cada una de esas historias reside la admiración a los humanos que encuentra por el camino y el respeto por otras realidades y culturas. Y es lo que intenta transmitir a los demás, a través de cada uno de sus artículos, charlas y viajes que organiza.

Desde que hace una docena de años se jubilara la Nairobitarra, Iztueta acondicionó una furgoneta y sigue viajando de forma parecida, pero con grupos más pequeños.

En el 2012, junto con otros amigos, creó la denominada Antxon Bandres Bidaiarien Txokoa de Tolosa, un centro de documentación de viajes donde también organizan charlas invitando a otros viajeros a contar su experiencias. Es un lugar para viajar de otra forma: viajar a través de los libros, libros de viajes.

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