¿Por qué las familias vascas tienen más seguros de hogar que la media?

Más de 10 puntos de diferencia respecto a la media

El dato es tan claro como significativo. La estadística revela que en el Estado español, un 74’6% de familias tiene la vivienda asegurada. En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, sin embargo, el porcentaje se eleva hasta el 88’6%. Una diferencia de más de 10 puntos que se originó como consecuencia de un desastre natural que cambió la conciencia asegurada del país para varias décadas.

La riada que lo cambió todo

Quienes lo vivieron no olvidarán nunca la fecha. Era 26 de agosto de 1983 y decenas de poblaciones vascas sufrían las consecuencias de un verano lluvioso y una desgraciada “gota fría”. En un solo día hubo lugares en Bizkaia y Gipuzkoa en los que se recogieron hasta 600 litros de agua por metro cuadrado. Hubo 34 muertos, 105 localidades fueron declaradas zona catastrófica y los daños materiales se cifraron entonces en 200.000 millones de pesetas, unos 1.200 millones de euros.

En Bilbao, el Casco Viejo y el Arenal dejaron impresionantes imágenes para la historia, entre ellas, las de las oficinas anegadas de Ipar Kutxa y Caja Laboral-Euskadiko Kutxa, entonces dos entidades distintas que volverían a cruzar sus trayectorias años después, bajo circunstancias más favorables, para fusionarse en la actual LABORAL Kutxa.

Los días posteriores a la inundación no fueron fáciles. Muchas carreteras quedaron impracticables, había puentes arrasados y miles de personas se quedaron hasta dos días sin agua, teléfono o electricidad. Además de las fuerzas de seguridad y del esfuerzo administrativo, hizo falta que toda una sociedad se movilizara como voluntaria para labores de rescate y limpieza. Y el sector de los seguros se enfrentó a una situación tan extrema que no ha vuelto a repetirse en 30 años.

La intervención del Consorcio de Compensación de Seguros

Siempre que se produce una catástrofe natural, el Consorcio de Compensación de Seguros tiene un papel fundamental, ya que asume los costes de indemnización de todas aquellas personas que tuvieran asegurados sus bienes afectados, sean coches, negocios o viviendas. A consecuencia de aquella histórica riada, el organismo recibió más de 24.000 reclamaciones a las que destinó cerca de 800 millones de euros, una cifra que, hasta la fecha, no se ha vuelto a repetir.

Consecuencias a largo plazo

Un desastre natural no solo es un hecho traumático en sí mismo. Le siguen días difíciles y, en el mejor de los casos, años de reconstrucción. El Casco Viejo de Bilbao tardó alrededor de una década en rehabilitarse del todo, hubo que reforzar y modernizar infraestructuras de todo tipo, desde puentes y carreteras hasta refuerzos en los cauces de los ríos y mejoras en las canalizaciones.

Pero no solo las administraciones, también las familias se adaptaron a lo que había ocurrido y decidieron protegerse mejor para el futuro. La conciencia aseguradora vasca experimentó un incremento tan notable que se ha seguido manteniendo hasta nuestros días cuando la media de familias vascas que asegura su casa, es un 12% mayor que el resto del Estado. El susto pasó, pero quedó una sociedad más preocupada por prevenir su futuro y más consciente de la posibilidad de un riesgo para el que conviene estar bien asegurado.