¿Comprar o alquilar una vivienda?

¿Comprar o alquilar una vivienda?

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¿Comprar o alquilar una vivienda?

Hay quien afirma que escoger vivienda es más importante que elegir pareja. A nosotros nos parece una afirmación exagerada, pero de lo que nadie duda es que la vivienda es la decisión de gasto más importante que asumen la inmensa mayoría de personas. Y hay algo más decisivo aún que el piso al que le echemos el ojo: decantarnos por el alquiler o por la compra nos cambiará la vida. No hay una respuesta mejor y perfecta: comprar o alquilar tiene sus pros y sus contras que deberemos sopesar con la cabeza fría. El objetivo es sencillo: quedarnos con lo que mejor case con nuestras particularidades.

Hace una década parecía anatema plantear siquiera esta disyuntiva en nuestro entorno. La sociedad en su conjunto se inclinó de manera exagerada por una de las opciones –la compra– lo que desembocó en la salvaje burbuja inmobiliaria que fue el epicentro de la crisis que todavía sufrimos. Eran los años de frases contundentes como “los pisos nunca bajan” o “si necesito el dinero podré vender la vivienda por mucho más de lo que he pagado”. Después llegó la realidad y, con ella, asumir que el precio de la vivienda, como cualquier otro producto y servicio, fluctúa según dictan las caprichosas reglas del mercado.

La opción más barataSi nos atenemos a lo estrictamente económico, el New York Times elaboró hace más de un lustro una complejísima y completísima calculadora. El usuario sólo tenía que introducir todas las variables de su caso particular y el sistema le respondería no sólo qué opción le convenía sino incluso cuántos dólares se iba a ahorrar a lo largo de su vida.

La herramienta parecía magia, pero tenía un pequeño problema, había que ser adivino para rellenar un par de campos: ‘¿cuánto crecerá o disminuirá el precio de los pisos cada año?’ y ‘¿cuánto variará anualmente tu renta?’. Eso no quita para que el soberbio trabajo del diario neoyorkino siga siendo un instrumento más que útil para ponernos en el peor y en el mejor de los escenarios.

La clave para acertar está en mentalizarnos de que a lo largo de nuestra vida nos puede suceder lo peor y lo mejor: de la misma manera en que el Euribor no siempre estará en los mínimos que disfrutamos (en 2008 llegó a estar por encima del 5,3% frente al 0,5% actual), debemos valorar que nuestros ingresos quizá no serán siempre como los actuales o que los pisos no valdrán lo que ahora estamos dispuestos a pagar por ellos.

Hay un sesgo cognitivo –una mentira con la que nos engaña la mente– que a la mayoría de personas nos hace ser optimistas cuando nos imaginamos el mañana. Tendemos a creer que en el futuro las cosas nos irán mejor; estamos dispuestos a asumir cargas futuras porque estamos convencidos de que podremos con ellas. Debemos combatir ese sesgo con la calculadora en la mano porque, por desgracia, lo malo también puede suceder. Y en esas ocasiones agradeceremos haber optado por la libertad que nos ofrece el alquiler.

Libertad frente a inversiónAl plantearnos alquiler frente a compra pensemos que realmente estamos contraponiendo libertad frente a inversión. Como cualquier inversión, la vivienda no está exenta de riesgos. En este caso, si no somos capaces de mantener nuestro nivel de ingresos podemos no sólo perder la vivienda con todo lo pagado, sino que incluso la deuda a la que deberemos hacer frente puede ser superior al valor del piso en ese momento. De la misma forma, nadie puede prever si una vivienda se apreciará al cabo de los años o perderá valor.

Si elegimos el alquiler, en cualquier momento podremos meter nuestras pertenencias en cajas y elegir una casa más cara, mejor situada o que mejor se adecue a nuestras necesidades: cerca de un colegio o de nuestro nuevo trabajo, por ejemplo, lo que nos evitará un engorroso viaje diario en coche durante años. Seremos libres de mudarnos cuando queramos. En una vivienda en propiedad, en cambio, podremos hacer las mejoras que deseemos y revaloricen nuestra adquisición.

Por eso, es momento de dejar de lado las verdades absolutas del pasado y encarar esta elección con templanza, sin dejarse convencer por quien nos asegure que hay una opción mejor que la otra para todo el mundo, porque no es así: cada persona debe encontrar lo que más le conviene.

En LABORAL Kutxa no tenemos todas las respuestas pero tenemos algo mucho mejor: te ofrecemos las preguntas clave que te harán descubrir si te conviene alquilar o comprar. No dejes de participar en la infografía que hemos preparado para que te ayude a plantear si eres más de comprar o de alquilar.


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