De Pink Floyd a la Orquesta Sinfónica de Euskadi: el apoyo histórico de LABORAL Kutxa a la música

Todas esas cosas han sido siempre parte esencial de nuestro ADN cooperativo y hoy queremos hablaros, en concreto, del apoyo histórico que hemos prestado en LABORAL Kutxa a la música. ¿Nos acompañas? El viaje comienza en la década de los 70.

Los primeros años y el primer gran hito

Nuestra entidad se creó en 1959 pero, tras unos primeros años de consolidación empresarial, la historia de nuestro mecenazgo musical comienza en los años 70, cuando ya llevábamos 15 años de recorrido. En aquella época comenzamos a patrocinar conciertos y apoyar la producción musical. Aunque, si nos preguntaran por el primer gran hito musical de nuestro recorrido, contestaríamos, seguramente, que fue más adelante, en 1994 con el concierto que dio Pink Floyd en Donosti.

Acabábamos de lanzar nuestra Cuenta Joven y el concierto sirvió para vincularnos a un gran grupo internacional. Todavía se recuerda el megaconcierto ante 30.000 espectadores que hizo vibrar Anoeta. Igual que cuatro años después vibró el Velódromo con el concierto que ofreció el compositor argentino ganador de un Oscar Lalo Schifrin, también patrocinado por nuestra entidad. Aunque, más allá de ese tipo de hitos concretos, ha habido programas que han definido nuestro mecenazgo musical.

La música coral: artistas internacionales y asambleas de ahorradores

Una década antes del concierto de Pink Floyd, en 1984, organizamos una serie de conciertos sacros de Semana Santa con lo que eran en aquel momento las corales más importantes del panorama internacional. La Chapelle Royale de París, la Münchner Camerata de Alemania, los Monjes Maronitas de Libia y Siria, y los Niños Cantores de Viena hicieron una gira por las cuatro capitales vascas más la población de Arantzazu (Bizkaia) patrocinados por LABORAL Kutxa.

No era la primera vez que apoyábamos este tipo de música. Desde 1976 y hasta el año 2000, aproximadamente, LABORAL Kutxa celebraba asambleas de ahorradores que empezaban con la rendición de cuentas y terminaban con un acto cultural en el que siempre tenía cabida la actuación de agrupaciones tan importantes como la Coral de Cámara de Pamplona y la Manuel Iradier de Vitoria-Gasteiz. Estas asambleas se hacían entre 5 y 6 veces por año en todos los territorios históricos (Bizkaia, Araba, Gipuzkoa y Navarra), por lo que se trataba de 20 ó 30 actuaciones anuales en las que las corales tenían garantizados grandes conciertos con escenarios a rebosar.

Kultur Bideetan: apoyo a la cultura vasca

Visibilizar la labor de cantautores consagrados y jóvenes, favorecer la labor de grupos de música y de danza locales, y fomentar las artes plásticas y el teatro. Esos eran algunos de los objetivos que se marcó el programa Kultur Bideetan de apoyo a la cultura vasca que se llevo a cabo entre 1987 y 1991 gracias a la colaboración del Gobierno Vasco y LABORAL Kutxa, que destinó grandes recursos presupuestarios y humanos -entre ellos varias personas que se dedicaban a ello en exclusiva dentro del a entidad- y que sirvió para organizar más de 500 actos culturales al año, es decir, por encima de los 2.500 en total.

Fueron años de enorme actividad cultural, ya que las salas propias con las que contaba entonces Caja Laboral-Euskadiko Kutxa se utilizaron para grandes exposiciones de autores noveles y otros consagrados como el escultor Eduardo Txillida.

Apoyamos a las grandes instituciones musicales del país

Hoy día seguimos apoyando eventos de grandes orquestas y artistas internacionales que actúan aquí, pero el grueso de nuestro patrocinio se dedica a estar al servicio de proyectos gestionados y organizados por entidades culturales del país.

Llevamos, por ejemplo, tres décadas de patrocinio a la Quincena Musical de Donosti, el gran evento internacional del mes de agosto en la capital guipuzcoana y uno de los mejores festivales de música clásica de Europa. En sus 80 años de trayectoria grandes artistas han pasado por este festival y en LABORAL Kutxa, tradicionalmente, hemos patrocinado un gran concierto al año por el que han pasado artistas de la talla de María Bayo, Ainhoa Arteta, la Orquesta Sinfónica de París o la Budapest Festival Orchestra.

También patrocinamos todos los años el Gran Concierto Anual de Socios y Socias del Orfeón Donostiarra, una institución centenaria de la que somos socios de honor y una de las mejores agrupaciones corales del mundo. La verdad es que tenemos suerte de vivir en un país con un tejido asociativo tan rico y una vida cultural tan diversa y para contribuir a ella colaboramos no solo con el Orfeón Donostiarra sino con el Orfeón Pamplonés, la Orquesta Sinfónica de Euskadi -cuyos conciertos de temporada patrocinamos cada año en Donosti y en Iruñea- y la Orquesta Sinfónica de Navarra, o la Banda de la ciudad de Iruñea, La Pamplonesa. Todos ellos han colaborado alguna vez en el gran concierto para socias y socios que celebramos cada año en la capital navarra.

Naturalmente, colaborar con estas grandes instituciones y con artistas emblemáticos del país no excluye apoyar encuentros musicales en locales pequeñas, que es lo que hacemos con la Escuela de Música de Astigarraga o la de Bergara, por ejemplo.

Y a algunos de nuestros mejores grupos y artistas

Benito Lertxundi, Olatz Zugasti y Kepa Junkera son algunos de los grandes artistas del país con los que hemos colaborado. Hemos patrocinado varios discos de Benito Lertxundi, además de su biografía más completa hasta la fecha, Orioko Bardoa - El Bardo de Orio. Hicimos lo mismo con varios discos de Kepa Junkera (Etxea, Kalea, Trilogía Kepa Junkera) y con la inolvidable gira que realizó el acordeonista con la Orquesta Sinfónica de Euskadi.

Más recientemente hemos tenido la fortuna de participar en las giras del grupo Ken Zazpi o Kukai Dantza, que logró 3 Premios MAX con el espectáculo Oskara patrocinado por LABORAL Kutxa.

Desde asambleas hasta grandes conciertos, de la mano de artistas consagrados y jóvenes, la verdad es que la música nos ha acompañado en cada paso que hemos dado como entidad y esperamos que siga siendo así en el futuro. Que podamos seguir afirmando e incluso cantando que hay otra forma de hacer las cosas.