Ayuda a menores de Chernóbil y sus familias

Ayuda a menores de Chernóbil y sus familias

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Ayuda a menores de Chernóbil y sus familias

Los ucranianos tenían marcado en su memoria el 26 de abril de 1986, el día en que estalló la central nuclear de Chernóbil. Parecía que nada podía superar aquella terrible catástrofe, pero ahora tendrán otra triste fecha que jamás olvidarán: el 24 de febrero de 2022. Ese día Rusia decidió invadir su país con tropas, tanques y aviones.   Tras dos semanas de guerra, el alto el fuego sigue sin llegar, la destrucción crece, el pánico continúa y las víctimas aumentan. Entre ellas, destacan los niños y niñas. Inocentes que repentinamente ven su vidas totalmente alteradas, sin entender la grave situación que les ha tocado sufrir convirtiendose de pronto en adultos. Se ven obligados a huir de su país, emigrar para hallar asilo en otras regiones de Europa.   Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ya hay 2,31 millones de refugiados ucranianos. La mayoría han escapado a países cercanos como Polonia, Hungría, Eslovaquia, Rumanía, Moldavia y algunos, incluso, a Rusia. Toda la UE está colaborando en la causa, España incluida. Y Euskadi también. El vínculo entre Ucrania y el País Vasco viene de lejos, pues existen desde hace años cuatro asociaciones que se dedican a traer niños de allí cada verano y navidad, para paliar las consecuencias del accidente de Chernóbil. Una de ellas es la asociación sin ánimo de lucro Chernobileko Umeak, fundada hace veinticinco años, y Enrique Angulo es uno de sus voluntarios.   Naroa, Belén, Soraya, Txetxu y Hegoi forman el equipo de Chernobileko Umeak que se ha desplazado hasta la frontera entre Polonia y Ucrania para facilitar la evacuación de las y los menores y sus familias y colaborar en los puestos fronterizos. Ya están en Cracovia, un paso más cerca de su destino, e irán contando su experiencia estos días.

Menores acompañados

Gracias a su gran labor, decenas de menores ucranianos están logrando llegar hasta Euskadi, en colaboración con el Gobierno Vasco, Cruz Roja y Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Desde que habilitaron el teléfono 945 222 222 y el correo errefuxiatuak@euskadi.eus para que cualquier persona pueda ofrecer su vivienda a los refugiados, se han visto desbordados con más de 800 pisos disponibles. “No esperábamos tanta generosidad”, reconoce Enrique, “así que ahora lo que necesitamos son aportaciones económicas para poder seguir ayudándoles y cubrir los gastos que las administraciones no pueden”. Sus menores proceden de las regiones cercanas a Ivankiv, Irpin y Bucha. La primera localidad ha sido destruida y las otras dos están siendo atacadas por el ejército ruso. De allí pasan a la ciudad polaca de Przemyśl y desde allí diversas administraciones y ONGs los reparten por Europa.   Uno de los problemas para ayudar a los ucranianos es que para huir deben ir acompañados por un tutor, pero los varones entre 18 y 60 años están obligados a luchar, así que no pueden abandonar el país, salvo alguna excepción. Eso implica que muchas familias decidan permanecer allí y que para traer a los niños haya que sacar también a sus hermanos, madres y abuelas. “En estos momentos la ayuda se destina al transporte de estas personas refugiadas a Euskadi, siempre que ese sea su deseo, ya que hay quienes tienen familias en otros países de la UE y prefieren quedarse en ellos”, explica Enrique, “lo habitual es que si ya tienen con Euskadi un vínculo del acogimiento de sus menores, quieran venir a aquí”.

Segunda fase

Desgraciadamente, parece que la guerra va para largo, así que la ayuda humanitaria seguirá siendo necesaria durante meses, como cuenta el voluntario. “La siguiente fase en la que puedan llegar menores huérfanos y discapacitados requerirá de un trabajo muy intenso, dado que tendremos que realizar procesos de selección en colaboración con entidades como Agintzari, que cuenta con gran experiencia en estos procesos y tienen un trabajo cercano a los Servicios Sociales tanto de Diputación como de los Ayuntamientos, formar a las familias de acogida, estudiar la asignación de uno o varios menores en la unidad familiar idónea, realizar seguimiento de los acogimientos y brindar apoyo psicológico a los menores, sobre todo, y a las familias de acogida”.   Además, un equipo de Chernobileko Umeak ya se ha desplazado hasta la frontera entre Polonia y Ucrania para facilitar la evacuación de los menores y sus familias, mientras colaboran en los puestos fronterizos. Por esos motivos, la asociación hace un llamamiento para seguir recaudando fondos con los que poder traer a familias que huyen de la guerra. Para ello han habilitado una cuenta LABORAL Kutxa donde hacer donaciones, por pequeñas que sean: ES79 3035 0064 29 0640079334. Este pequeño gesto de humanidad permite además deducir como donativo en la declaración de IRPF, siempre que esté identificado con nombre, DNI y provincia en la que tributa. También puedes seguirles en Facebook e Instagram.   ¡Anímate a colaborar!  


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