
Gas y geoestrategia. Lo que las banderas esconden
14-07-2014
Gas y geoestrategia. Lo que las banderas esconden
Los efectos políticos de la crisis surgida entre Rusia y occidente por la desestabilización de Ucrania son evidentes. La política de bloques y la Realpolitik parecen volver a emerger –si es que alguna vez se fueron–, acentuada por las sanciones impuestas a Rusia por la anexión de la península de Crimea, independizada de Ucrania el pasado mes de marzo. Represalias que han sido respondidas desde Rusia, creando una guerra de sanciones que aún continúa.
Pero más allá de la congelación de activos de un banco o la prohibición de operar en Occidente de ciertos magnates rusos, las repercusiones económicas a medio y largo plazo pueden constituir una seria amenaza para la marcha de la economía de Ucrania, Rusia y la propia Europa. Porque lo que subyace a la representación más o menos entusiástica de cuestiones identitarias tiene que ver más con la geoestrategia.
Los verdaderos motivos tras el conflicto:
Ucrania es territorio de paso del gas y petróleo rusos, y la dependencia europea de esos recursos es muy notable. Ucrania es vital para Moscú para salvaguardar sus intereses comerciales, evitando que bascule hacia la órbita occidental y para garantizar el control de la base naval de Sebastopol, su salida al Mar Negro en Crimea.
Occidente, por su parte, aspira a acercar a Ucrania a su órbita y a controlar el paso de los recursos naturales rusos. Un juego de ajedrez geoestratégico que puede agravarse si al amparo de la crisis Rusia decide cerrar la espita, algo que Europa teme.
En un artículo publicado en El País, Guillermo de la Dehesa, presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR), establecía tres elementos a tener en cuenta:
- Europa es muy dependiente del gas y del petróleo de Rusia, al importar casi más de un tercio de su producción total de gas (32%) y de petróleo (35%). Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la dependencia media del petróleo y del gas de la UE es del 60% y podría llegar al 80% en 2035.
- Rusia es muy dependiente de sus ventas de gas y de petróleo a Europa. Cerca del 50% de los ingresos fiscales totales del presupuesto de Rusia son generados por sus exportaciones totales de petróleo y de gas al resto del mundo. Petróleo y gas suponen hoy el 70% de sus exportaciones totales, cuya mitad va a Europa.
- Ucrania se halla al borde del colapso económico. Sus necesidades de financiación externa oscilan entre 25.000 y 35.000 millones de dólares, necesitando un rescate para evitar la suspensión de pagos. El FMI ha anunciado ayudas de entre 14.000 y 18.000 millones.
El 50 % de las exportaciones de la UE se dirigen a Rusia por lo que, según el vicepresidente de la Comisión Europea (CE) y responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, eventuales sanciones comerciales podrían llegar a suponer una reducción del 1 % del producto interior bruto (PIB) en diez Estados miembros, y del 0,5 % como media para toda la Unión.
Adicionalmente, según el Banco Internacional de Pagos (BIS) de Basilea (2013), la exposición de los bancos de la UE a los bancos rusos alcanza 154.000 millones de dólares, siendo los de Francia los más expuestos con 51.000 millones, seguidos de los de Italia con 28.600 millones, los de Alemania con 23.700 millones, los de Reino Unido, con 19.000 millones, los de Holanda con 17.600 millones y los de Suecia con 14.000 millones.
Es mucho, por tanto, lo que se juega en la crisis de Ucrania. Mientras Europa intenta desembarazarse de la dependencia energética rusa, EEUU juega sus cartas en el tablero geoestratégico. Entretanto, las consecuencias de la crisis atenazan la recuperación europea, hunden la economía de Ucrania y provocan una fuga de capitales en Rusia que empeorará la letárgica situación de la economía rusa.
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