¿Matará la realidad aumentada a los teléfonos móviles?

¿Matará la realidad aumentada a los teléfonos móviles?

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¿Matará la realidad aumentada a los teléfonos móviles?

El futuro de los móviles: Descubre qué es la realidad aumentada y la tecnología para proyectar pantallas en cualquier lugar o llamadas con telepresencia.

A finales de los noventa dejó de parecer extraño que alguien hablara por teléfono en la calle. Hizo falta que pasaran diez años más para que los teléfonos móviles dejaran de ser solo eso –teléfonos– para convertirse en ordenadores de bolsillo. Hoy, podemos utilizarlos para llamar, pero casi siempre los sacamos para otra cosa: enviar mensajes, jugar, ligar, informarnos o publicar una foto de lo que estamos a punto de comer. Vivimos con tanta naturalidad lo enraizados que están en nuestras vidas que nos cuesta ser conscientes de que son un fenómeno reciente.

Del mismo modo, hay quien vislumbra un futuro cercano en el que una tecnología aún en ciernes será tan ubicua como lo son hoy los teléfonos inteligentes. Una tecnología que sustituirá a los móviles actuales de la misma forma en que estos quitaron de en medio a los ‘teléfonos-ladrillo’. La realidad aumentada –también llamada realidad mixta o realidad ampliada– está llamada a ser la próxima gran revolución.

¿Qué es la realidad aumentada?

Empezamos por decir lo que no es: no es lo mismo que la realidad virtual. Las gafas de realidad virtual son inmersivas, ocupan toda la visión, aíslan y hacen sentir que estamos en otro mundo. La realidad aumentada no busca que el usuario o usuaria se evada, sino que vea imágenes sobre las de la vida real: crea imágenes que sólo él o ella ve y que se integran y superponen a las cotidianas. Así, los usuarios podrán pasar todo el día con unas gafas que le permitan ver lo que no existe. Suena a ciencia ficción, ¿verdad?

Imaginemos una pantalla, cualquier pantalla. Hoy tenemos la pequeña del teléfono móvil, la mediana del tablet u ordenador personal, la grande de la tele o la enorme del cine. Son todas pantallas reales, tangibles. ¿Y si unas gafas de apariencia normal pudieran hacernos creer que tenemos delante una pantalla del tamaño deseado que solo veríamos nosotros? Podría ser de 4 pulgadas o de 200 pulgadas, aparecería y desaparecería a voluntad y daría la impresión de que cuelga enfrente de nosotros. Si esta tecnología triunfa, de golpe todas las pantallas (todas) estarían obsoletas. Podríamos simular cualquiera de ellas en cualquier sitio. ¿Una pantalla de cine en la playa? ¡Por qué no! Da vértigo las implicaciones que ello tendría.

Esa es una de la miríada de propuestas de la realidad aumentada, pero hay muchas más. Uno de los ámbitos donde más futuro tiene son los juegos. Podríamos “matar marcianos” que se ven a través de la ventana, o jugar con un ajedrez que parece descansar sobre la mesa del comedor. ¿Y en la cocina? Un chef junto a nosotros nos indicaría cómo cocinar paso a paso.

De hecho, una de las posibilidades más prometedoras es la tele-presencia: videollamadas en las que no vemos al interlocutor en una pantalla, sino que parece que está frente a nosotros. Las primeras pruebas con esta tecnología afirman que es tan realista que han tenido que hacer que las personas simuladas brillen para diferenciarlas de las reales.

¿Cuál será “el iPhone” de la realidad aumentada?

Hace diez años Apple definió con el iPhone el patrón oro de cómo serían los teléfonos inteligentes. Pocos se atreven desde entonces a innovar en este sector: pantallas grandes, sin teclados físicos, pocos botones… Varias empresas están luchando ahora para ser quienes marquen la pauta de cómo será la realidad de la realidad aumentada. De la misma forma en que acertar con el iPhone ha dado a Apple pingües beneficios gracias a la venta de terminales pero sobre todo por la App Store (y el jugoso porcentaje del 30% que se lleva la compañía de la manzana de todas las transacciones), estas empresas luchan por marcar la referencia en esta tecnología futura.

Microsoft con las Hololens ha sido de las primeras en sacar un producto al mercado, al menos en su versión para desarrolladores. Todavía son caras (3000 dólares) y su experiencia de uso está muy limitada (el campo de visión es pequeño, por ejemplo), pero quienes las han probado afirman que esta tecnología está llamada a marcar un antes y un después. Serían el equivalente de los teléfonos-móviles-maleta de los 80 (o, siendo generosos, los primeros Nokia).

Pero si una compañía ha sabido generar expectación sin descubrir sus cartas ha sido Magic Leap. Aún no ha mostrado en público cómo será su producto, pero sus pases privados han fascinado a las grandes empresas de Silicon Valley: ha batido el récord de la mayor ronda de financiación de la historia (1.400 millones de dólares) con el dinero que han invertido gigantes como Google o Alibaba y su valoración actual se ha disparado hasta los 4.500 millones de dólares según la revista Forbes. ¿Cuándo podremos ver si por ese precio han comprado humo o algo deslumbrante? Toca esperar, aún no hay fecha para su presentación en sociedad.

Si triunfa la realidad aumentada, allí estará LABORAL Kutxa

Los primeros cajeros automáticos en euskara fueron de LABORAL Kutxa. Años después nos esforzamos en ofrecer la banca online cuando internet empezó a cuajar en nuestro entorno. Más tarde han sido las apps, que ofrecen casi todas las operaciones bancarias más comunes desde la comodidad de nuestros teléfonos.

En LABORAL Kutxa apostamos por la omnicanalidad: atender a los clientes y clientas de la forma en que prefieran: así, saben que siempre pueden contar con nuestros gestores y gestoras en las oficinas, pero eso no implica que deban renunciar a canales que puedan ser más cómodos en un momento dado.

Si la realidad aumentada triunfa, también estaremos ahí haciendo lo que mejor se nos da: ofreciendo servicios financieros útiles para las personas que redunden en riqueza para nuestro entorno.


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