Te presentamos la sede central de LABORAL Kutxa, más sostenible y responsable con el medio ambiente

Por eso, cuando nos planteamos reformar nuestra sede central y mejorar las condiciones laborales de las más de 500 personas que trabajan en ella cada día, lo hicimos siguiendo criterios estrictos de sostenibilidad y de cuidado por el medio ambiente. Ha sido un proceso largo y complicado, pero el resultado ha marcado un hito medioambiental único en la banca, la calificación A.

Un edificio situado en una ladera muy especial

Nuestra sede central se construyó en 1972, en un lugar emblemático para todas las personas que conformamos la Corporación MONDRAGON. Nada menos que en el Paseo José María Arizmendiarrieta, que sube ladera arriba durante varios kilómetros y que se llama así por la persona que puso en marcha nuestra experiencia cooperativa y también nuestra entidad bancaria.

Fue él el que, en 1959, dijo simplemente, “hay que hacer un banco” y ofreció así una herramienta de financiación al emergente tejido cooperativo que estaba naciendo en Arrasate-Mondragón (Gipuzkoa) y que se ha convertido en la mayor cooperativa industrial del mundo, con más de 70.000 trabajadores y trabajadoras.

La misma ladera alberga también a la propia Corporación MONDRAGON y también otras empresas asociadas a ella, como la Entidad de Previsión Social LagunAro, EPSV o el centro tecnológico IK4-IKERLAN.

¿Por qué hemos reformado el edificio de LABORAL Kutxa?

Muy sencillo. Desde 1972 y hasta que se puso en marcha la reforma en otoño de 2015, nuestra sede central se había estado calentando y enfriando de la misma manera, con una caldera de gasóleo y una enfriadora situada en el propio edificio. La caldera hacía circular el agua a través de una serie de tuberías que tenían más de cuarenta años. No solo estaban muy deterioradas sino que resultaba difícil repararlas debido a las características de la instalación. Por eso, se pensó en una reforma integral, cambiando el sistema de calefacción y todos los equipos interiores que corrían por debajo de las ventanas.

Buscábamos también que el edificio mejorara el aislamiento térmico, que era muy bajo. Además, y aprovechando la obra, se quiso adecuar la sede a las nuevas formas de trabajo de la entidad y a su estructura actual. Hacían falta más salas de reuniones que permitieran trabajar en equipo y una distribución que facilitara trabajar usando la menor cantidad posible de papel.

La responsable de Proyectos y Obras de LABORAL Kutxa, la arquitecta técnica Cristina Piñeiro, que ha supervisado la reforma, pensó en todo momento en adecuar el edificio a los estándares medioambientales actuales, mucho más exigentes que los de hace 40 años.

Geotermia y biomasa: un sistema mixto de energías renovables

Al emprender la rehabilitación energética del edificio para dar solución tanto a los requerimientos del aislamiento como a la parte térmica, se optó por un sistema de climatización mixto que combina geotermia y biomasa.

La geotérmica es una energía renovable​ que se obtiene aprovechando el calor natural del interior de la tierra y de los procesos de interacción de fluidos y rocas que dan origen a los sistemas geotérmicos. Para eso se hacen perforaciones en el terreno para conseguir que el agua circule a una determinada temperatura. En nuestro caso y tras los tests y cálculos de ingeniería geotérmica, realizamos 44 perforaciones a 105 metros de profundidad.

Durante el verano, el edificio se refrigera utilizando únicamente la energía geotérmica, utilizando para ello dos bombas de calor de 200 KW, que mediante un gas refrigerante, consiguen obtener agua a la temperatura adecuada para enfriar el edificio.

En invierno, el aporte extra de energía que requiere la calefacción se consigue con una caldera de biomasa alimentada con astilla de madera de pino local. Todo está pensado para no contaminar: la astilla está libre de residuos y barnices, la ceniza se recicla en puntos verdes y la salida de humos de la caldera cuenta con un decantador de partículas que impide que se liberen residuos al aire.

No solo en el exterior, en el interior del edificio todas las decisiones han estado orientadas al ahorro energético. Hemos sustituido todas las luces fluorescentes por luminarias que consumen 34 kw como máximo y que están reguladas para aportar la luz precisa en cada momento, no gastando más que lo necesario. Eso, unido al hecho de que el aislamiento térmico es mejor y generamos energía de manera mucho más económica, ha hecho que la reforma genere un enorme ahorro que redunda en beneficio del medio ambiente.

Un trabajo que culmina con un hito medioambiental, la calificación A

Ha costado. Pero lo que comenzó como un proyecto en otoño de 2015 y se alargó durante los dos siguientes años, ha terminado siendo un éxito. Nuestra sede central cuenta hoy día con una calificación A, casi una utopía en términos de eficiencia energética. Hemos conseguido ser pioneros en el sector financiero con un Sistema de Gestión Ambiental para los edificios de nuestra sede central, según la Norma ISO 14001: 2015, certificado por AENOR.

Ha habido inconvenientes, claro. Porque todo se ha hecho sin abandonar el edificio, de manera que las socias y socios se han tenido que ir trasladando de un lugar a otro. Eso también ha supuesto un enorme esfuerzo para el equipo de trabajo, mantenimiento y limpieza que ha tenido que extremar todos los aspectos que conciernen a la seguridad laboral, desde el control del calor y del frío hasta la limitación de los ruidos y la gestión del polvo y de los residuos.

A todas esas personas, a las responsables del proyecto y a quienes han participado de él, queremos agradecerles lo que han hecho para avanzar en política medioambiental y por mejorar nuestro entorno.